Hace unos años ya, soy mamá. Desde hace menos probablemente soy poco a poco más consciente de qué significa eso. Tengo un enredo de emociones y pensamientos que a veces me confunden y tengo que detenerme a respirar para ver mi guía interna y saber por dónde seguir.
Sé que una de mis responsabilidades como mamá es cuidar a mi hija, protegerla. Pero ¿cuál es el límite?
Durante mi vida creo que he sido muy protegida, probablemente en exceso... Así lo siento ahora. En un intento de que nada (malo) me pasara, muchas cosas no me pasaron (aunque eso en sí haya sido algo que me pasó).
De cualquier modo, he aprendido de mis experiencias... aunque el aprendizaje lo veo a veces mucho después de que la experiencia haya ocurrido. Y otras veces no lo veo, pero (espero) al final se manifiesta de algún modo.
Al igual que mi madre, tengo el primer instinto de proteger de todo lo (malo) que pudiera ocurrirle a mi hija... No sólo lo que intuyo que de algún modo la marcará, sino por sobre todo intento protegerla de que no pase por las mismas (malas) experiencias que yo he vivido, porque sé cuánto duele. Sin embargo, si hago esto, le pasará lo mismo que a mí me pasó (o no me pasó)... Se perderá de muchas experiencias.
"Aceptación" es probablemente el concepto que está en juego dentro de mí. Como me dijeron por ahí alguna vez "me peleo con mi realidad, no la quiero aceptar"... Y así me ocurre también con la realidad de mi hija...
Aunque comprendo que todo lo que nos sucede en este camino tiene un fin mayor... me peleo. Tengo que soltar... Pero no siempre es fácil. Sobre todo porque a medida que más camino, me voy haciendo más consciente y despierto a veces en el preciso momento en que "las cosas" están sucediendo.
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